Germán Gaete para Descubres | @sherman_gok
El trabajo y las ganas de estar en esa villa tan carismática y llena de personalidad que es Bariloche es lo que a veces también me vuelve un poco crítico e idealista con mi profesión.
Entre las hordas masivas de gente que visitan la ciudad en temporada, la oferta abusiva de chocolate –promovido como si fueran los arbolitos de compra/venta de Dólar en plena Florida– los precios cada vez más elevados de lo que sea que consumas, y consecuentemente, la falta de calidad homogénea de los servicios de hotelería, estoy yo tratando de comprender este fenómeno en un destino hermoso y tan pero tan mal manejado en algunos aspectos.

Si bien estamos devaluados, Calidad Turística tiene que atender el teléfono: no puede ser que todos los hoteles de menos de 4 estrellas sean tan ridículamente malos. Obvio que todos caen en la volteada de la simplificación y hay unos más lindos o mejores que otros, pero simplemente, que no podamos acceder no tiene por qué estar proporcionalmente vinculado a que la pasemos mal. No son modestos, ni simples o sencillos. Son realmente faltos de dedicación y cuidado.
Falta barniz, hay exceso de madera mal preservada, sobran alfombras viejas sucias y llenas de ácaros, ni que hablar de que la nutrición del desayuno pasa totalmente inadvertida. No intentes pedir algo sin TACC (gluten free es algo raro en el hotel que se termina mezclando entre las croissant de los desayunos, aunque abunde en opciones en las cartas de las cafeterías del centro) y las respuestas son negativas cuando se pide algo deslactosado, o una variante como la leche de soja. Otro capítulo se puede llevar la falta de infraestructura, no hay lugar para estacionar si vas en coche, los colectivos que se atascan cuando hay demasiada nieve, los apagones que la dejan a oscuras, sin oportunidad de salir a ningún lado y… sin calefacción en el peor de los casos.

Las excursiones también se devaluaron simplificándose a la venta de un supuesto valor agregado de excursiones que no están incluidas en la anterior y walking tours que con suerte duran 20 minutos. Producto de una monopolización en manos de unos pocos tal vez. Pero como Bariloche y los lagos de Neuquén son de lo más hermoso de nuestra Patagonia, uno puede elegir no hacer nada del circuito comercial, cargar el mate, la heladerita, calzar las zapatillas de trekking, y termina siendo la mejor opción la de dejarse perder en la inmensidad.

Más opciones de Bariloche fuera del circuito Chico y del esquí para no perderse:
Puerto Blest, Isla Victoria y Bosque de Arrayanes, dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi son la opción de trekking por bosque y selva Valdiviana por excelencia. Combinan naturaleza, tiempo libre, y navegación.
Costo del Ingreso al Parque Nacional: AR$ 350 (extranjeros) – AR$ 160 (residentes nacionales). Menores de 6-12 años: AR$ 80. Estudiantes universitarios AR$ 70. Residentes provinciales AR$ 70. Menores hasta los 5 años y jubilados argentinos no abonan.
Costo de la Tasa de Embarque: AR$ 72
Los Kilometros, esto es, fuera del centro y por Avenida Pioneros, y hasta el Hotel Llao Llao, cuentan con apart, hosterias, y alternativas de las más lindas que las del pleno centro. Como siempre hay opciones variadas, y para todo gusto y bolsillo. Mi recomendación es mirar bien donde el presupuesto y las ganas de andar nos dejen ir. Las estrellas de los establecimientos es bastante poco honesta al final, uno lo comprueba leyendo cualquier sitio como Trip Advisor. Aquí tal vez conviene quedarse con aquellas opiniones que sean más críticas.