Durante los primeros cuatro meses de 2025, Argentina vivió un fenómeno tan impactante como preocupante: casi 6 millones de residentes viajaron al exterior, mientras que la llegada de turistas internacionales cayó al nivel más bajo desde la pandemia. La diferencia dejó un saldo negativo sin precedentes en el balance turístico del país.
El dato fue confirmado por el INDEC y plantea un escenario que ya empieza a resonar fuerte en el sector turístico y en la economía en general: el tipo de cambio atrasado favorece los viajes al exterior, pero desalienta la llegada de visitantes.
Según el informe oficial, entre enero y abril salieron del país 5.957.800 argentinos, lo que representa un aumento del 68,4% respecto del mismo período del año pasado. En cambio, ingresaron apenas 2.065.300 turistas extranjeros, una caída interanual del 21,4%.
¿Qué hay detrás de este fenómeno?
La explicación está en la apreciación del peso argentino, que encarece al país en dólares y vuelve mucho más atractivos los destinos del exterior para quienes tienen ingresos en moneda local. En paralelo, Argentina pierde competitividad como destino turístico internacional, y eso se nota en los números.
Este comportamiento ya fue observado en otros momentos clave de la historia económica reciente, como durante la Convertibilidad, en los últimos años del kirchnerismo o entre 2017 y 2018. En todos esos casos, un dólar barato generó un boom de turismo emisivo y una caída en la llegada de visitantes del exterior.
¿A dónde están viajando los argentinos?
Los destinos limítrofes se llevan la mayor parte del flujo turístico:
- Brasil lidera con el 26,8% de los viajes (creció un 59,1% interanual).
- Chile se ubica segundo con el 24,6% (aumento del 24,3%).
- Paraguay, con el 11,5%, completa el podio.
El único destino con caída fue Uruguay, aunque el informe no detalla los motivos específicos.
¿Y desde dónde llegan los turistas?
Entre los turistas que eligieron Argentina, el ranking de visitantes quedó así:
- Uruguay (18,7%)
- Brasil (18,5%)
- Europa (15%)
Las caídas más fuertes se dieron en los arribos desde:
- Estados Unidos y Canadá: -24,2%
- Brasil: -18,2%
- Resto de América: -15,2%
Un desequilibrio que enciende alertas
Este récord de turismo emisivo en paralelo con una caída del receptivo acentúa un desequilibrio en la balanza turística que afecta directamente a la economía nacional y, especialmente, a las regiones que dependen del turismo extranjero para sostener el empleo y la actividad comercial.
En abril, la tendencia se mantuvo: las salidas crecieron un 24% interanual, mientras que los ingresos cayeron un 8,3% respecto de abril de 2024.
El tipo de cambio real multilateral –según datos del BCRA– alcanzó su nivel más bajo desde 2001, y eso lo explica casi todo: para un argentino, hoy es más barato viajar a Río de Janeiro, Santiago o Asunción que a muchos destinos locales, mientras que para un extranjero, visitar Argentina es más caro que en años anteriores.
Análisis: ¿una oportunidad perdida?
Desde descubres.com seguimos con atención estos movimientos porque reflejan una realidad que preocupa. En un país con paisajes únicos, una gastronomía que conquista y una calidez humana difícil de igualar, resulta doloroso ver cómo se esfuma una de nuestras grandes fortalezas: el turismo receptivo.
El contexto económico claramente juega en contra, pero también invita a repensar políticas que incentiven el arribo de turistas extranjeros, más allá del dólar. Mejorar la conectividad aérea, simplificar trámites migratorios y promover destinos emergentes podrían ser caminos posibles para recuperar terreno.
Mientras tanto, el turismo interno se enfrenta a un doble desafío: competir con destinos internacionales que hoy resultan más accesibles y mantener activo el movimiento dentro del país, especialmente en las economías regionales que dependen del turismo como motor clave.