Dentro del majestuoso Parque Provincial Domuyo, se despliega una amplia gama de fenómenos vinculados a la actividad volcánica, entre los cuales destaca uno de los más impresionantes: “Los Tachos”.
Situados a orillas del arroyo Covunco, los cuatro géiseres que conforman este conjunto elevan sus columnas de agua hasta alcanzar una altura de un metro, ofreciendo un espectáculo de naturaleza en su estado más puro.
Para descubrir estos curiosos géiseres, únicos en Argentina, es necesario adentrarse en los últimos poblados del norte de Neuquén. Este fenómeno geotérmico, relacionado con la caldera en la zona del volcán Domuyo, da lugar a géiseres imponentes, de gran potencia y sonoridad, que tiñen de amarillo y recubren con sales las piedras a su alrededor.
El lugar se encuentra a unos 40 kilómetros al norte de Varvarco, en dirección al Volcán Domuyo. Aunque el desvío desde la ruta 43 no está señalizado, el recorrido por esta zona ofrece un paisaje sorprendente. Siguiendo la misma ruta, es posible llegar también a El Humazo y a la base del volcán Domuyo, situado a solo 8 kilómetros de distancia. El acceso hasta los géiseres se realiza por un camino de cornisa, bordeado por una huella pedregosa que los lugareños y crianceros suelen transitar con sus rebaños durante la veranada/invernada.
Una vez llegados al lugar en automóvil, se estaciona en un llano que no tiene ningún tipo de señalización, solo hay un cartel, que con mucha dificultad nos permitió leer que lleva la palabra “sendero”. Es urgente que haya cartelería informativa, porque quienes llegar por primera vez tendrá la sensación de no saber si están cerca del sitio que están buscando. Se y se desciende hacia la izquierda, caminando unos 25 minutos hasta alcanzar el nivel del río. Allí se encuentra un pequeño puente de piedra verde, desde donde emergen los unos cuatro chorros de agua casi hirviendo, con temperaturas alrededor de los 90º C. El agua burbujea, genera mucha emoción cómo emerge desde adentro de la tierra.
Una experiencia verdaderamente única e inolvidable que permite disfrutar de un entorno natural prácticamente virgen. Este paseo puede combinarse con la visita a los Bolillos, ofreciendo una tarde completa de exploración guiada por la misma región, pero eso será para una nueva nota. La proximidad y la intensidad de la experiencia hacen de este lugar un verdadero tesoro natural.
INSISTO: sería deseable una mejor señalización de los senderos, el paisaje que se disfruta compensa con creces cualquier dificultad.